Una
vez que tenemos nuestra imagen, lo normal es que la guardemos en un archivo, ya
sea para conservarla y visualizarla en el futuro, o para incluirla
posteriormente en un programa de edición. Esta acción de guardado generará un
archivo que contendrá los bits que describen la imagen junto a la información,
o cabecera, sobre cómo recuperar el contenido del fichero, por eso es muy
importante la elección del formato en el archivo generado y, como casi todo en
este contexto, hay unos más idóneos que otros, dependiendo del destino final.
Todos
los programas, sean del tipo que sean, suelen guardar sus archivos en un
formato propio con objeto de poder continuar con la edición del mismo más
adelante.
Formato JPG
JPEG
(Joint Photographic Expert Group) / JFIF (JPEG File Interchange Format)
En
un formato, de los llamados sin pérdida
visual muy difundido a partir de que los navegadores web
empezaron a soportarlo. Admite imágenes en escala de grises a 8 bits y en color
a 24 bits de profundidad. Cuando se carga una imagen a partir de un archivo de
este tipo en un navegador puede hacerse de manera progresiva, aunque algunas
versiones del Explorer no lo hagan correctamente. Se ha convertido en un
estándar de facto y por lo tanto su uso está muy extendido.
Cuando
se guarda una imagen en este formato, automáticamente se genera la compresión
de los datos, pero hemos de ser muy cautos ya que si reiteramos el proceso
volveremos a recomprimir llegando a obtener finalmente, pérdida real y
perceptible, por ello es preferible almacenar en este formato las imágenes
finales cuando ya no sea necesario ningún retoque adicional.
Sus
extensiones son: .jpeg, .jpg, .jif, .jfif
Formato GIF
GIF 89a
(Graphics Interchage Format)
Este
formato es muy económico y permite las transparencias en determinadas áreas de
la imagen, sin embargo sólo admite profundidades entre 1 y 8 bits y, pese a su
gran difusión en los comienzos de Internet al ser soportado por los
navegadores, su empecinamiento en mantener su algoritmo de compresión bajo
licencia propietaria hasta hace bien poco, ha provocado que sea remplazado por
el formato .png, un formato abierto y con mejores ratios de compresión.
Su
paleta admite únicamente 256 colores como máximo, por lo tanto suele utilizarse
para imágenes con poca riqueza tonal y mantiene su presencia en la web gracias
al poco tamaño que ocupa y a la posibilidad de crear animaciones. La extensión
de sus ficheros es .gif
Formato TIF
TIFF
(Tagged Image File Format)
Es
uno de los mejores formatos gráficos que existen ya que mantiene totalmente la
calidad de la imagen, por lo que se utiliza frecuentemente para almacenar fotos
originales digitalizadas, convirtiéndose en un estándar de facto para estos
menesteres.
Aunque
muchas aplicaciones gráficas aún no son capaces de soportarlo, admite hasta 64
bits de profundidad de color y, prácticamente todos los espacios de color
existentes, incluso permite almacenar múltiples imágenes en un único fichero.
No
está soportado directamente por los navegadores y sus archivos suelen ser de
gran tamaño. La capacidad de conservar intacta la calidad de la imagen junto al
amplio soporte para metadatos lo convierte en un formato ideal para guardar
nuestras colecciones de fotografías en formato digital. Los archivos en este
formato suelen tener las extensiones .tif o .tiff.
Formato XCF
Por
último, .xcf es el formato nativo de Gimp. Lo utilizamos para almacenar los
retoques originales sobre una imagen ya que nos permite continuar con la
edición en cualquier momento. Mantiene intacta toda la calidad y los distintos
elementos asociados a la manipulación de archivos, como las capas,
transparencias, rutas, etc. Esto ocasiona que los archivos en este formato presenten
un tamaño considerable.
Finalmente
reseñar que Gimp es capaz de abrir ficheros con extensión .psd nativos de Adobe
Photoshop™ manteniendo las características de edición de este popular programa.
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